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luns, 25 de xuño de 2012

Benedicto XVI recuerda la figura de San Juan Bautista.


En sus palabras previas al rezo del Ángelus, frente a los miles de fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Santo Padre recordó la vida de San Juan Bautista e indicó que “si se excluye la Virgen María, el Bautista es el único santo de quien la liturgia festeja el nacimiento, y lo hace porque está estrechamente relacionado con el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios”. “Desde el seno materno, en efecto, Juan es el precursor de Jesús: su prodigiosa concepción es anunciada por el Ángel a María como signo de que “nada es imposible a Dios”.
San Juan Bautista
“Animado por el Espíritu Santo, Zacarías habló así de la misión del hijo: ‘y tú niño serás llamado Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos, para anunciar a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados’”. “Cuando un día, desde Nazaret, viene Jesús mismo para hacerse bautizar, Juan primero rechazó, pero luego aceptó, y vio el Espíritu Santo posarse sobre Jesús y oyó la voz del Padre celeste que lo proclamaba su Hijo”.
El Santo Padre señaló que, sin embargo, la misión de San Juan Bautista no se había cumplido aún, pues “poco tiempo después, se le pidió que anticipara a Jesús también en la muerte violenta. Juan fue decapitado en la cárcel del rey Herodes y así dio pleno testimonio del Cordero de Dios, a quien él, primero que todos, había reconocido e indicado públicamente”.
El Papa recordó que “la Virgen María ayudó la anciana pariente Isabel a llevar hasta el final el embarazo de Juan”. “Ella ayude a todos a seguir a Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios, que el Bautista anunció con gran humildad y ardor profético”, concluyó.